Telegram y las protestas de agricultores y ganaderos

Telegram está en el foco informativo desde hace meses y, especialmente desde el sábado 24 de agosto, cuando las autoridades francesas detuvieron al cofundador de la compañía, Pável Dúrov, por la falta de moderación en la aplicación y de cooperación con las autoridades, junto a las herramientas que ofrece, como números desechables y criptografía.

La aplicación de origen ruso favorece la creación de bots (mensajes automáticos) y chats cifrados en los que pueden participar hasta 200.000 personas, características diferenciadoras como alternativa a la aplicación de WhatsApp.

Estas particularidades fueron las que impulsaron a los agricultores, que en un primer momento se habían organizado al margen de las organizaciones agrarias y en redes sociales, después a través de WhatsApp, a crear un grupo nacional masivo con diferentes subgrupos regionales en Telegram.

El uso de estos grupos de mensajería, en los que hay moderadores que eliminan rápidamente mensajes que parecen bulos, como el típico "nos fumigan" –en referencia a las estelas blancas que dejan los aviones por condensación en el cielo–, sirvió de canal para planificar y acordar las reuniones, comunicar los horarios y los puntos de encuentro.

Utilizaron Telegram, que permite mensajes encriptados y repetitivos que se enviaron una y otra vez en cada chat, lo que ayudó a que se propagaran las ubicaciones y las reivindicaciones de las manifestaciones entre los agricultores.

En la actualidad, estos grupos siguen en marcha con casi 4.000 participantes y comparten información agrícola, además de opiniones sobre los temas que preocupan al sector.

Disponible en 155 países, la aplicación está bloqueada en India, China y Pakistán, y lo estuvo oficialmente también en Rusia hasta 2020, por negarse a proporcionar las claves para leer los mensajes de sus usuarios a los servicios de inteligencia.  

En la actualidad es el cuarto servicio de mensajería móvil más utilizado del mundo, con más de 950 millones de usuarios activos al mes, aunque su implantación varía mucho de un país a otro, según datos de Statista.