10 August 2022
Los denominados ‘superalimentos’ están cada vez más presentes en la sociedad, y pese a que aún no tienen una definición establecida, nace como una estrategia de marketing por parte de empresas, medios de comunicación e ‘influencers’ para nombrar a una serie de alimentos que, sobre el papel, tienen en común un gran espectro de nutrientes y otras sustancias de las que se ha corroborado su beneficio para la salud humana.
Son cada vez más, y la mayoría de ellos suele tienen su origen en la agricultura. Además, habitualmente se consumen como aditivo a multitud de recetas, normalmente en polvo o semillas, con el fin de conformar una dieta saludable.
Bimi, hibridación entre el brócoli y una col oriental surgida en Japón; amaranto, un pseudocereal centroamericano; las semillas de cáñamo, o la algarroba; son solo algunos de estos denominados ‘superalimentos’ en cuya lista se está colando en los últimos años un cultivo del que cada vez más se están corroborando su viabilidad en el campo español: la moringa.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la moringa viene pertenece a un género de arbustos y árboles con múltiples usos. Y es que es de las pocas plantas donde todas sus partes: hojas, semillas, raíces y vainas no maduras, pueden ser consumidas como hortaliza, por lo que da multitud de posibilidades también desde el punto de vista gastronómico.
Es habitual secar las hojas y molerlas en polvo como aditivo
Además, tal y como apunta la propia FAO, que lleva años potenciando este cultivo en países con problemas de nutrición, el aceite derivado de la semilla de moringa es dulce, no se pega, no se seca y tampoco se enrancia, mientras que la torta hecha con semillas se utiliza para purificar el agua potable. Además, éstas también se pueden comer verdes, tostadas, en polvo y en infusión para té o se pueden utilizar para hacer curry.
Originaria del norte de la India, la denominada como moringa oleifera es un cultivo que se extiende a día de hoy por Etiopía, Filipinas y Sudán, y comienza a cultivarse en África oriental, occidental y austral, Asia tropical, América Latina, el Caribe, Florida y las islas del Pacífico.
En España, este cultivo está pasando a ser cada vez más una alternativa viable a los cultivos tradicionales, y ya se le puede considerar sinónimo de negocio, diversificación y emprendimiento.
Atendiendo a sus características, la moringa es árbol ruderal, perenne, poco longevo (puede vivir como mucho unos 20 años y que alcanza una altura de 5 a 10 metros).
Crece muy rápido, al punto de poder alcanzar cuatro metros de altura en solo seis meses
Propia de zonas tropicales con lluvias repartidas durante todo el año y temperaturas que oscilan entre los 22 y los 35º C para su desarrollo óptimo, en España cuenta con varias zonas donde potencialmente puede ser cultivada. Y, de hecho, aunque aún de manera residual, ya se está haciendo, y se pueden contar varios casos de éxito en la producción, transformación y envasado de este cultivo, al que denominan históricamente como ‘el árbol de la vida’ por sus propiedades saludables.
Fuente: ‘Moringa oleifera: árbol multiusos de interés social para el sur de la Península Ibérica’.
Técnicas de cultivo de la moringa
En la ficha de transferencia sobre la moringa elaborada por Cajamar, se determina que los ensayos e investigaciones acerca de sus características y comportamiento la definen como una planta multipropósito, que puede aprovecharse de diferentes formas, pero cada una de ellas con una técnica de cultivo propia.
La vaina de moringa se consume en fresco o cocinada.
Antes de enumerar sus destinos, y por tanto su manejo, cabe destacar que se adapta muy bien a las diferentes densidades de plantación, desde 400 plantas por hectárea (para semillas/aceite) hasta 1 millón (forraje), y tiene una gran capacidad para soportar los cortes, rebrotando rápidamente y con intensidad.
Así, sus usos o destinos serían:
- Producción de biomasa para alimento animal. Cultivo de biomasa en altas densidades, superiores a 30.000 plantas/ ha. Su vida como cultivo oscila de los 4 a los 10 años. En este caso, los cortes se realizan, el primero a los 60 días, y el resto a 45 días en época seca y 30 días en condiciones de lluvia o riego. Cabe destacar, que la planta pierde los foliolos con facilidad al secarse y se hace aconsejable proceder a su peletizado o ensilado si se quiere conservar. También se le puede dar recién cortada al ganado. Según los estudios llevados a cabo, esta planta puede ser competitiva frente a la alfalfa en aquellos climas cuya temperatura media anual sea superior a los 18,7 °C, y la media de los meses con período vegetativo
- Producción de Semillas y aceite. Requiere una densidad de cultivo que va de 300 a 1.200 plantas/ha.
En este caso, la producción de semillas tiene un doble objetivo: disponer de un germoplasma propio adaptado a las condiciones de la Península Ibérica y disponer de materia prima productora de aceite de calidad cuyo subproducto, la torta, mantiene componentes floculantes naturales y sirve tanto de alimento para el ganado, como de abono natural. A los 6-9 meses del trasplante se obtiene la primera cosecha, produciendo el 25 % de la producción final, si bien se recomienda no cosechar el primer año y dedicarlo a la formación de copa. La producción aumenta anualmente hasta estabilizarse el cuarto, manteniéndose constante durante 15-20 años. Su rendimiento medio es de de 4.500 kilos de semilla por hectárea, con un 30-40 % de aceite de alta calidad y apto para el consumo humano, para cosmética y como lubricante de calidad. Se estima que, en condiciones tropicales, una hectárea de moringa puede producir unos 1.500 L de aceite. - Producción de vainas para consumo humano. Requiere una densidad de cultivo que va de 1.000-10.000 plantas/ ha. La vaina verde de moringa, fresca o en conserva, es consumida en el sudeste asiático y en África. Las vainas tiernas, hervidas o a la plancha, como espárragos trigueros, y las maduras, en sancochos (guisos). Por su sabor y sus cualidades nutritivas, es susceptible de encontrar un nicho en el segmento de las leguminosas frescas y en conserva. La cosecha de vainas frescas empieza a los tres meses después del trasplante (cinco si es de siembra directa).
- Producción de hojas para consumo humano. Este es probablemente el uso más común de esta planta, al menos en las plantaciones que ya se han desarrollado en España. Requiere una densidad de cultivo que va de 1.000-10.000 plantas/ ha y su cosecha se tiene que desarrollar de manera manual. Cada árbol produce entre 1 y 5 kilos de hoja fresca anualmente, la cual, por su sabor y sus cualidades nutritivas, es susceptible de encontrar un nicho en el segmento de las hortalizas de ensalada, ya sea en ensaladas o en guisos, como la espinaca. En seco, tiene un buen potencial de mercado en el sector de los complementos nutricionales, tanto en cápsulas como en infusiones.
Cápsulas a base de moringa, uno de sus formatos más habituales.
En España, y según los ensayos y el estudio que lleva ya aparejado la moringa, es la latitud más baja, en este caso Andalucía, y el este peninsular, la zona que reúne las mejores condiciones para su cultivo.
Casos de éxito
Entre los ejemplos de emprendedores españoles que ya se han aventurado con este cultivo está el caso de Moringa Spain, en la zona de la Axarquía de Málaga, que nacía en 2015 con la plantación de dos fincas. Desde esta empresa ha crecido tanto a nivel nacional como internacional, en Europa principalmente, donde pone en el mercado productos envasados en diferentes formatos y productos a granel.
Y otra pionera en este ámbito fue la empresa de Almería Moringa Nature, que nacía como un proyecto de producción, transformación, envasado y comercialización de moringa oleífera ecológica certificada; y que hoy se ha convertido en un referente.
Impulsada por un joven emprendedor, Leandro Becerra, cuentan con la zona de transformación junto a la propia finca, lo que les permite reducir los tiempos en los procesos, además de minimizar el impacto ambiental.
En su caso, lavan cada una de las hojas y las ponen a secar desde el momento de su cosecha en un espacio habilitado para ello. Posteriormente, ya seca, pasa por un proceso de transformación para convertirla en polvo, que es el formato habitual para su consumo, o bien incluirla en cápsulas.
Parcela de ensayo de cultivo de moringa de alta densidad en Benajarafe (Málaga).
Propiedades de la moringa para la salud
La composición nutricional en vitaminas, aminoácidos, y micronutrientes de esta planta es tan amplia que puede considerarse atípica. Es más, suele decirse que las hojas frescas de moringa tienen siete veces más vitamina C que las naranjas, cuatro veces más vitamina A que la zanahoria, cuatro veces más calcio que la leche, tres veces más potasio que los plátanos y 0,75 veces el hierro de la espinaca.
Como fuente de proteínas, las hojas pueden superar el 30 %
Las hojas, por su buen sabor y su alto valor nutritivo (más del 27 % de proteínas, 18 de los 20 aminoácidos y con todos los aminoácidos esenciales, minerales, betacarotenos, riboflavinas y vitaminas A, B y C), se consumen frescas, en forma de ensalada o en guisos; o secas, añadiéndola a los guisos como una especia más o, como complementos nutricionales, en cápsulas o en infusiones.
Además, su uso medicinal está recogido en libros de farmacia y medicina antiguos, donde se apunta como consumo ayuda a mejorar muchos problemas derivados de la mala alimentación (diabetes, tensión alta, colesterol, artritis, etc.).
Las semillas son comestibles, aunque amargas, son oleaginosas y contienen entre 33 y 41 % de un aceite de alta calidad. También contienen polielectrolitos, que la confieren una capacidad floculante natural. Estos polielectrolitos se mantienen en la torta después de haber prensado las semillas.
Además, y entre otros usos, esta torta resultante se puede usar como alimento para el ganado y como abono rico en nitrógeno.