23 November 2023
EFE Agro / Miguel Martín Alonso | La flor de Pascua o poinsettia vuelve a cobrar protagonismo estas navidades en los hogares de España, en gran parte gracias al trabajo que se hace en los invernaderos de la árida y desértica Almería, que en la última década casi ha triplicado su producción hasta alcanzar los 3,5 millones de plantas.
Según datos de la Junta de Andalucía y de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de la provincia de Almería (Coexphal), este volumen representó en 2022 el 33 % de la producción nacional, gracias a que las condiciones climatológicas son bastantes favorables para el cultivo y cubren una época del año donde se puede elaborar una planta de calidad.
En Almería destaca la producción de la flor de Pascua de color rojo en formato de diámetro 14, ya que son las preferidas del consumidor, pero en invernaderos como los de Semilleros Laimund en Níjar (Almería), es posible encontrar un arco iris de poinsettias blancas, amarillo limón, etcétera.
Guillermo Murcia es ingeniero técnico y responsable de este centro, y en una entrevista con EFE explica que reciben los esquejes “a finales de julio o inicios de agosto”.
“Los plantamos en las macetas, que habitualmente son de diámetro 14 –aunque también de 10,5–, y a partir de ahí comenzamos el cultivo con una fuerte irrigación, formando la planta poco a poco”, abunda.
“Luego se inicia un proceso en el que se coloca lo que la gente conoce como rejilla, que es lo que permite que la planta no se abra. Solemos cultivar dos tipos, uno más temprano y otro más tardío. Los primeros salen para finales de octubre y primeros de noviembre, y los otros entre mediados de noviembre hasta el puente de la Constitución, que es cuando sale para todo el mundo”, explica.
Una producción sostenible
Esta empresa produce alrededor de unas 300.000 flores de Pascua entre sus instalaciones de Níjar y las de El Ejido (Almería), en fincas que suman en total unas 16 hectáreas, en las que se trabaja con la lucha biológica: “No utilizamos fitosanitarios en el cultivo”, recalca Murcia.
Para ello se utiliza a la denominada fauna auxiliar, insectos que se sueltan en distintos momentos, por ejemplo en el sustrato para que se alimenten con las larvas de otros insectos, en las hijas, etcétera, lo que permite que la planta crezca libre de cualquier tipo de producto químico y con total respeto al entorno.
Murcia insiste también en el papel que juegan los productores de Almería, aunque “este año la producción ha bajado un poco, aunque es algo que ha pasado a nivel global”.
Lo que ha subido, por el contrario, son los costes: “Han crecido muchísimo y no hemos podido repercutir nada de esa subida en el precio de venta, ya que en caso contrario se nos bloquearía la producción”, lamenta.
En plena faena de recolección, en los últimos días antes de su reparto por todo el país, el ingeniero técnico señala que desde empresas como la suya se vende a las “cadenas intermediarias que las distribuyen a las grandes cadenas de supermercados españolas, ya sean de origen nacional, alemán, etcétera”.
Un cultivo diferente
En un municipio eminentemente hortofrutícola, el dedicar un invernadero a la poisenttia tiene su razón de ser. Sirve para cubrir los meses en los que la producción de hortalizas decae, aunque sea también una labor que requiere de mucho más cuidado y mimos.
“Tenemos que estar muy pendientes del cultivo. La planta no se puede dañar nunca. En la horticultura, si se daña la planta, no pasa nada, porque lo que se vende es la hortaliza. Aquí tenemos que andar con mil ojos”, recalca. ¿El resultado? Una flor que llenará de color los hogares y calles de casi toda España.